“Errar es humano, rectificar es de sabios”
Ayer me contaron que TVE ha vuelto a subir a su web el capítulo de “Españoles en el mundo” dedicado a Jerusalén. Quiero aprovechar estas líneas para felicitarles y dedicarles la cita que subtitula este post.
Lo cierto es que, durante estas 2 semanas en las que no estuvo en su web, vieron más de 20.000 personas en Youtube el capítulo, ahora además todos lo pueden ver en la web de TVE.
En este post quiero dedicar unas palabras a la ética periodística.
Ayer en la web “Público.es” apareció un artículo sobre mi primer post. Por cierto, este artículo llegó a ser el noveno más leído del día, según el diario, e incluso ha salido hoy en la versión impresa.
Algunas cosas me han llamado la atención:
La primera cosa que me ha sorprendido es que dicho artículo no está firmado. ¿Acaso lo consideran en Público como un editorial? No sabía que los editoriales de Público se publicaran en la web y luego en la página 19 de la versión impresa.
En segundo lugar, el título que utiliza es: “La Embajada de Israel ataca a Público”. Yo creo que la palabra “critica” es mucho más adecuada para mi primer post, pero ya estamos acostumbrados a que este periódico utilice un vocabulario “especial” para referirse a nosotros. Cuando ellos escriben, siempre se trata de “crítica legítima”; cuando lo hacemos nosotros, es “ataque”. Pronto dirán que es “desproporcionado” (de ahí el título de este post de hoy).
Pero mucho más grave que los dos puntos anteriores es que este artículo no está sincronizado con la línea de Público, porque dice, refiriéndose a las iniciativas de censurar el capítulo, que “Público fue absolutamente ajeno a esos artículos e iniciativas”, mientras el mismo Público.es (13 de enero) dice que “Público.es había denunciado la visión sesgada del programa …”.
Esto es una contradicción por no usar otras palabras.
¿Por qué no define Público su postura?
Tal vez sí la ha definido al quitar esta frase de la versión impresa, reconociendo así su participación en la campaña coordinada con grupos antiisraelíes conocidos.
En cuarto lugar, Público no solamente participa en una campaña de censura, sino que también la facilita al ocultar los comentarios que no están en la línea de su pensamiento único. Mientras comentarios violentos e incitaciones al racismo se permiten, se elimina cualquier comentario crítico por la supuesta “valoración de los lectores”. Por el contrario, los comentarios antiisraelíes (y en ocasiones incluso antisemitas) sí que tienen cabida en este diario en el nombre de la libertad de opinión. Sin embargo, una crítica en un blog ya es un ataque.
La libertad de prensa y de información en Israel es un ejemplo: más de 600 periodistas extranjeros residen en Jerusalén (3 veces más que en toda España). Todos esos corresponsales gozan de una libertad total en su trabajo. El Estado de Israel no ha cerrado las oficinas de Al Yazzira a pesar de su línea abiertamente pro-Hamás (tal como han hecho otros países vecinos de España). El canal de noticias iraní transmite desde Israel y hasta el corresponsal de Público trabaja allí libremente desde hace cerca de 20 años.
El sueño de cualquier bloguero es saltar a las páginas de los periódicos nacionales. Público me ha concedido el privilegio de referirse a mi blog en su primer día. Quizá la explicación haya que buscarla en nuestro control de los medios de comunicación. Suena a complot
Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel